Resulta fascinante lo rápido que a veces adquirimos unos hábitos determinados, unas rutinas… y lo complicado que acaba siendo modificarlos una vez hechos nuestros. ¿A qué viene esta disertación aparentemente fuera de lugar con la temática del blog? El título del post debería daros una pista. Estoy bastante convencido de que más de uno se puede sentir identificado con lo que voy a contar: he cambiado de programa de edición de fotos. Y esto es una locura.
Desde que descubrí la fotografía en formato raw, siempre había usado el programa de edición Lightroom de Adobe. Es una maravilla: intuitivo, sencillo pero potente, y con una curva de aprendizaje bastante rápida. Yo no edito excesivamente mis fotos, y Lightroom hacía todo lo que yo necesitaba hacer, ahorrándome tener que recurrir a programas más complejos como Photoshop. Unos pocos clics, y tenía la foto tal y como yo la quería.
Este año pasado jubilé por fin mi viejo portátil Dell, que tan buenos años de servicio me ha dado, y me he comprado uno con unas características más acordes a estos tiempos modernos. Opté por hacer uso de software libre, que es algo que siempre me ha llamado la atención y ya que este ordenador iba a ser para mi uso totalmente exclusivo, me decidí a dar el salto. Todo funciona a la perfección, y para mis necesidades el sistema funciona perfectamente. Aún no he encontrado nada que no pueda hacer con software libre. Eso si, la interfaz y el funcionamiento de los programas es algo distinto. Y he aquí los problemas.
El programa que uso ahora para editar las fotos es Darktable. Viene a ser la versión de Lightroom en software libre, y es un programa maravillosamente hecho, tan potente o más que su «hermano» de pago. Pero se maneja distinto, y la curva de aprendizaje me está resultando muuuuy lenta. Se basa en el uso de módulos; cada módulo tiene básicamente una función. Pero puede haber distintos módulos para cada una de ellas. Me explico: para controlar la exposición hay, por ejemplo, un modulo de exposición, uno de niveles, uno de curvas, unos de zonas, otro de luz de relleno… Las posibilidades son enormes! Pero en mi cerebro ya estaba integrado el uso de los tres deslizadores de Lightroom, y ahora no soy capaz (o me cuesta mucho, mejor dicho) de dejar las fotos a mi gusto tan fácilmente. Lo mismo ocurre con la saturación, el uso del color y todo lo demás. Repito: el programa es estupendo, pero me está costando hacerme con él.
¿Qué por qué cuento todo esto? Pues porque creía necesario explicar por qué estoy tardando tanto en actualizar el blog y subir las galerías de fotos que tengo pendientes. Y por qué no, para ver si alguien lee esto y me da algunos consejos para hacer mi migración más sencilla.