Aunque en estos tiempos realizar una actividad de 4 ó 5 dÃas en solitario no resulte especialmente espectacular, debo confesar que es la primera vez que uno de nosotros (en este caso yo, Carlos) la lleva a cabo. Precisamente por eso, por la novedad, por el hecho de embarcarme sin ningún tipo de compañÃa, ya suponÃa un reto para mÃ, aunque sea mental. Para añadir mayor interés, le sumé algo de reto fÃsico: hacerlo en autosuficiencia, y realizar un recorrido desafiante. Por cercanÃa, elegà la sierra de Gredos, en concreto, la travesÃa Cóndor, que recorre dicha sierra de este a oeste, aunque como tenÃa más dÃas libres opté por prolongarla en ambos sentidos.

La escarpada Sierra de Gredos
Sobre el papel, me quedó una ruta resultona, desde Candeleda hasta Béjar en 5 dÃas. Podéis verla aquÃ, pero aviso que el track está generado a mano y no es válido para navegar…
Desde ya avanzo que no conseguà terminar lo planeado, ni mucho menos, por una serie de circunstancias que paso a analizar:
– Cometà un grave error de partida, y es que subestimé la ruta. A partir del segundo dÃa (lo que es la travesÃa Condor propiamente dicha) el avance se produce durante largos tramos sin senda marcada, a través de un mar de piornos (que es la vegetación tÃpica de la zona) o de roca suelta, que hizo que, al menos a mÃ, me resultara realmente complicado avanzar a buen ritmo. Pero lo peor es que, al ir la ruta por la cuerda divisoria entre ambas vertientes de esta escarpada sierra (norte y sur), hace necesario en algunos puntos realizar trepadas y destrepes que, yendo cargado como iba, suponÃan asumir más riesgo del que yo en un principio tenÃa previsto.
– Falta de agua, o cuando menos, dificultad para encontrarla, lo que me obligó a, por un lado, cargar mucho peso en agua cada vez que encontraba (por si acaso) y a desviarme mucho del trazado para conseguirla, con el consiguiente gasto de tiempo y energÃa.
– El detonante para la retirada fue un amanecer lluvioso y gris, con niebla en las zonas altas de la sierra, que me habrÃa obligado, de continuar, a tomar más riesgos de los que estaba dispuesto a tomar.
Resultado: una experiencia agridulce, de la que no puedo evitar un regusto a derrota que me entristece un poco, ya que me habÃa planteado la actividad como un reto personal que no fui capaz de cumplir. Sin embargo, la experiencia ha sido positiva, porque además de conocer lugares de la sierra de Gredos que no conocÃa (y que me han encantado) y de ver una cantidad enorme de fauna local (cabras montesas, principalemente), me llevo un par de enseñanzas que creo que me servirán en el futuro: que hay que preparar más concienzudamente los objetivos, y que es muy importante el juego mental cuando se va solo y las condiciones no son favorables.

Parte de la fauna local
Trepando y destrepando pasé algunos momentos de auténtica angustia, de sentirme atrapado en una especia de cárcel de roca sin salida clara, quedándome sin agua y sin ningún lugar cercano donde encontrarla… Supe sobreponerme a eso, pero no puedo evitar pensar ante la más mÃnima adversidad ya me sentà asà de agobiado (estoy convencido de que alguién podrá leer esto y pensar: «pues la ruta tampoco es para tanto…»). Esta claro que cada uno tiene sus propios lÃmites, y que muchas veces éstos están más en la cabeza que en ningún otro sitio, pero por eso mismo estoy algo defraudado: me creÃa más fuerte. O me gustarÃa ser más fuerte. Tal vez todo se reduzca a la diferencia entre expectativa y realidad, y probablemente mis expectativas sobre mi capacidad fueran exageradas dada la poca experiencia que en realidad tengo…
Como se puede ver, una experiencia agridulce: estoy triste y contento a la vez. Creo que volveré en algún momento…

Podéis ver todas las fotos de mi experiencia, junto con el resto de fotos de la Sierra de Gredos, aquÅ

